sábado, 13 de enero de 2007

La Sombra de Carax

Recuerdo que en aquellos días se necesitaba de forma imperiosa un artefacto literario que nos elevase, que nos destruyera anímicamente el temple de poetas por ser falsos, oscuros, tímidos y desinformados; un artefacto mágico de prosa balada, de paladar dulce en canto de un oro ni aún soñado por Midas; fuera de las enredaderas palabrulientas de básicos escritores, un preciado artefacto literario que sea el sueño siendo leído y soñado a la vez; por mí y por mis compañeros. Julián, por esos años, se adentraba en la penumbra de los seres incomprendidos; leído como profeta, sus palabras se transformaron en las migas de las aves deseosas del buen pan, cuando por las calles de piedra fui joven buscándole, las luces de las antorchas que lo vieron pasar se apagaron camuflando su abrigo negro forjado en niebla; creando viento de su sombrero; ocultando de mi persecución su sombra. Bajo la lluvia de pétalos negros, ante el rocío frío de las calles de piedra, sólo logré ocultar en los cuadernos vírgenes el perfume dulce de la sombra de Carax, como la firma que es testamento de todo lo que pueda construir con palabras.

El gesto de la muerte – Jean Cocteau

Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
-¡Sálvame! Encontré a la muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahan.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
-Esta mañana, ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
-No fue un gesto de amenaza –le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan.

viernes, 12 de enero de 2007

(el dolor de la nobleza)

Es así como desde el silencio los peces se asoman al cielo, a dibujar los contornos del espacio inmenso con sus escamas que son grasas, que son lentas y metálicas, así es como huyen de sus antifaces para encarar en lágrima seca al sol. Yo, postrado ante el silencio de la ignorancia, solo sigo siendo aquel que aún no sabe nadar.

miércoles, 10 de enero de 2007

Mundo tres; la cosmovisión ausente en la palabras del filósofo nace desde la literatura propia del poeta; yo que sólo soy pintor y mensajero de muros cósmicos perdidos en la bóveda espacial no puedo más sino untar de conocimiento mi brocha y crear fantasía como estrellas en el cielo; puntos de una nube lenta que comienza a formarse para reventar y caer hasta ver florecer colores como aves que deslumbran el cielo impávido de tal plenitud aérea; desde el talco que espolvorea mi brocha en el muro azulado que es el universo de este lugar, nada más que una invitación a volar y volver es lo que he querido yo expresar... a disfrutar de la imaginación de ser niños y artistas mientras la inspiración sea regalo y mientras el cuerpo no diga lo contrario.