jueves, 5 de julio de 2007

Manifiesto

Desde las entrañas de la existencia
En todo individuo nace la cuestión:
Desde las manos, el cuerpo
Desde las herramientas en la mente
Desde su acceso
Conocer lo que pasa
Como tragarse un grito
Un deseo por expresar
Una voz sin lenguaje
Un mensaje sin contenido
El impulso inicial
El pulso de la vida
La pulsión primera, esencial
La visión difusa
La invitación a crear
Un fuego que nace desde dentro
Que critica las cenizas y los leños
Y cuestiona la presencia
Una tormenta invisible
Una catástrofe omnipresente
Núbile y fértil
La silueta de la niebla
Escapa de luces y sombras
Más potente que el llanto
Más imposible que el tiempo
Un puño que aprieta el silencio
Como un neonato el dedo de su madre
Un reflejo que nace desde el espejo
Una herida de sangre
Letras como manchas
Símbolos como signos
Y los ojos siempre abiertos
Vigilantes, silentes, eternos
Como abrazar el aire de un segundo
Escapando de las gotas bajo la tormenta
Como caer desde el piso mismo
Al universo.

Adán y el hada (o la balada del amor incomprendido)

Vivía Adán una realidad que no compartía
Cada día un reclamo
Cada despertar una molestia
Adán preguntábase por su existencia
Vivía soñando mejores momentos
Comenzó por desear tener
Poseer objetos bellos, caros
Adán quiso tener estatus
Adán pretendía ser alguien luciendo lo que no tenía
Lo que el destino para él no quería

Tanto se lamentó Adán
Que el destino le liberó de su pesar
Volando, danzando por el cielo
Una hermosa hada hacia él se dirigió
Adán atónito quedó
Ante la belleza del hada,
Ante la presencia de su vuelo celeste
Comprendió su deseo:
Nada más que ella le bastaba para la felicidad alcanzar

Prestóse entonces el hada
A cumplir los sueños de Adán
Ante el silencio del mismo
Ante la torpeza del mismo
El hada comenzó por ofrecer
Regalos que colmaron a Adán
Ofrendas que siempre soñó
Ante él desfilaban
Pero ni una sola sonrisa desde él nació

El hada dudó del destino
Ensimismada en su belleza mágica
Prohibido tenía el saber del amor
En los ojos de Adán
Nada más que un brillo dulce distinguía…
Por no perderla para siempre
Adán comenzó a soñar
Y ella a conceder
Llegado cada amanecer
El hada de luz se hacía
Invisible para el mundo que la escondía
Adán la lloraba
Lloraba por el destino triste
Que le regaló otra mala jugada…

Así los días de Adán
Así el hada de otro amor
Hasta los días de hoy se le ve estar
Una mano en la frente al pensar
Un codo en la ventana al observar
Una lágrima seca caer
Y desde el cielo descender
Cada noche un hada celeste
Como una estrella fugaz
Para un deseo conceder
En el silencio de la incomprensión
En el vacío de la magia que el destino a Adán le regaló

Balada de lo que no vuelve / por Vicente Huidobro

Venía hacia mí por la sonrisa
Por el camino de su gracia
Y cambiaba las horas del día
El cielo de la noche se convertía en el cielo del amanecer
El mar era un árbol frondoso lleno de pájaros
Las flores daban campanadas de alegría
Y mi corazón se ponía a perfumar enloquecido

Van andando los días a lo largo del año
¿En dónde estás?
Me crece la mirada
Se me alargan las manos
En vano la soledad abre sus puertas
Y el silencio se llena de tus pasos de antaño
Me crece el corazón
Se me alargan los ojos
Y quisiera pedir otros ojos
Para ponerlos allí donde terminan los míos
¿En dónde estás ahora?
¿Qué sitio del mundo se está haciendo tibio con tu presencia?
Me crece el corazón como una esponja
O como esos corales que van a formar islas
Es inútil mirar los astros
O interrogar las piedras encarnecidas
Es inútil mirar ese árbol que te dijo adiós el último
Y te saludará el primero a tu regreso
Eres sustancia de lejanía

Y no hay remedio
Andan los días en tu busca
A qué seguir por todas partes la huella de tus pasos
El tiempo canta dulcemente
Mientras la herida cierra los párpados para dormirse
Me crece el corazón
Hasta romper sus horizontes
Hasta saltar por encima de los árboles
Y estrellarse en el cielo
La noche sabe qué corazón tiene más amargura
Sigo las flores y me pierdo en el tiempo
De soledad en soledad
Tú has escondido la luz en alguna parte
¿En dónde? ¿En dónde?
Andan los días en tu busca
Los días llagados coronados de espinas
Se caen se levantanMe crece terriblemente el corazón


Nada vuelve
Todo es otra cosa
Nada vuelve nada vuelve
Se van las flores y las hierbas
El perfume apenas llega como una campanada de otra provincia
Vienen otras miradas y otras voces
Viene otra agua en el río
Vienen otras horas de repente en el bosque
Todo es otra cosa
Nada vuelve
Se fueron los caminos
Se fueron los minutos y las horas
Se alejó el río para siempre
Como los cometas que tanto admiramos
Desbordará mi corazón sobre la tierra
Y el universo será mi corazón