En el otoño y en la decadencia, se pierden las cosas. En ambos casos, la gravedad resulta siniestra. Pienso en los árboles; para ellos y para los pájaros, al caer las hojas amarillas, se pierden las máscaras. Para los hombres, pareciese que la muerte nos empuja al suelo; se caen el pelo y la piel, y lejano el horizonte crece. La ventaja está en los árboles: están ligados a la tierra, y nosotros sólo yaceremos bajo ella.
(La derrota a la gravedad: raíces en crecimiento cerca del cuerpo muerto, alimentando su propia alma con la nuestra; ser árbol y no creyente para tocar el cielo con los ojos).
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