Ahógate en el hemopantano de tus llagas; poeta, el nocturno mustio ya no castigará tus instintos; vacíate de sangre tus deseos y engendra la muerte
Ya no estás en tus cabales
Los cuervos de tu historia te ascienden
El viento reventó tu oleaje negro
Y el fuego de tu ira ilumina el firmamento
Y elevó tus pesadillas al cielo
Revelando la sangre de tus cenizas
Ahógate en el hemopantano de tus llagas; poeta, el nocturno mustio ya no castigará tus instintos; vacíate de sangre tus deseos y engendra la muerte
Muerto estás en tus cabales
Derrotados por tu tiempo
Cabalgan muertos tus jinetes
Decapitados por tus cuervos
Derrotados por tu noche
Atormentados por tus fuegos
Ahógate en el hemopantano de tus llagas; poeta, el nocturno mustio ya no castigará tus instintos; vacíate de sangre tus deseos y engendra la muerte
Y raudo cabalgas tu
Decapitado como tu muerte
Y en un delirio nocturno
Mil cuervos retornan a tus sienes
Y el fuego se hace noche
Y la ceniza se hace vida
Ahógate en el hemopantano de tus llagas; poeta, el nocturno mustio ya no castigará tus instintos; vacíate de sangre tus deseos y engendra la muerte
Y los caballos sin jinetes
Y los cuervos de tus iras
Se revientan en tu cuerpo negro
Y el firmamento de tus mares
Se reúne en tus instintos mustios
Y vomita azufres negros de tu alma
Ahógate en el hemopantano de tus llagas; poeta, el nocturno mustio ya no castigará tus instintos; vacíate de sangre tus deseos y engendra la muerte
Y los mismos azufres te cubren
Trágica y desértica la voluntad de tus deseos
Frágiles y metálicas el delirio de tu muerte
Y amanece tu noche funesta
Y son vómitos de águilas núbiles
Y te vomita tu muerte
Ahógate en el hemopantano de tus llagas; poeta, el nocturno mustio ya no castigará tus instintos; vacíate de sangre tus deseos y engendra la muerte
Atormentado de tu inconsciente
El delirio oscuro no te toca
El azufre respira en tus cuervos
En tus jinetes en tus océanos en tus cielos en tus cenizas en tus noches en tu muerte
Ahógate en el hemopantano de tus llagas; poeta, el nocturno mustio ya no castigará tus instintos; vacíate de sangre tus deseos y engendra la muerte
lunes, 16 de abril de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario